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Un grupo de jóvenes estudiantes de cine ruedan una película en un bosque, donde descubren que la muerte ha cobrado vida. Montados en una camioneta, y sin dejar de filmar ni un minuto de lo que les ocurre, recorren las carreteras de Pensilvania con el objetivo de llegar a sus hogares, pero después de algunos intentos se dan cuenta de que para ellos ya no queda ningún hogar real.
Máximo, un gigoló especializado en la seducción de mujeres ancianas ricas, se casa con una mujer que le dobla en edad. Veinticinco años después, harto y aburrido de despertar junto a su esposa de 80 años, recibe la sorpresa de su vida cuando ella termina abandonándolo. Forzado a salir de su mansión y buscando desesperadamente dónde quedarse, deberá mudarse con su distante hermana Sara y su adorable hijo nerd Hugo, en su pequeño departamento. Cómo ser un latin loverCritica: En mi crítica a “No se aceptan devoluciones” me preguntaba si lo Eugenio Derbez manifestándose contra los estereotipos latinoamericanos pese a promoverlos en sus películas, no era más que un desliz mental…Pero aquí queda comprobado que en efecto, no fue un despiste, sino pura HIPOCRESÍA, así con mayúsculas. Aunque él se las quiera dar de activista social dedicándole un video a Donald Trump pidiéndole que vaya ver su nueva película y compruebe por si mismo el talento y compromiso de los latinos.¿Y de que va su película? De un mexicano huevón que viaja a Estados Unidos para seducir ancianas ricachonas que le mantengan y no trabajar el resto de su vida….¡TOCATE LOS HUEVOS! ¡ahora si saltaste el tiburón, Eugenio!Y lo peor del caso que esa es la mejor aportación que nos da esta película, que es muy poca cosa: Derbez no sale de su zona de confort y se inmiscuye en una comedia de baratillo que hace gala de un humor simplón que se agota rápidamente y cierra todo con una moraleja que cala en el espectador con menos fuerza de lo que lo haría una galletita de la fortuna.Lo que más risa da de Derbez es como contradice su postura una y otra vez, en serio. De pena ajena, igual que sus películas.
La primera vez que el simpático perro Goofy protagoniza un largometraje de animación. Goofy tiene la desafortunada idea de llevar a su hijo Max a pescar, pero éste, que teme convertirse de mayor en un ser tan tonto como su padre, tiene otros planes. Ha quedado con la bella Roxanne, que por fin ha accedido a salir con él. Pero Goofy no está dispuesto a permitir que su hijo ignore el arte de la pesca.
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