8.2
Juego de Tronos es una serie de televisión de drama y fantasía creada para la HBO por David Benioff y D. B. Weiss. Es una adaptación de la saga de novelas de fantasía Canción de Hielo y Fuego de George R. R. Martin. La primera de las novelas es la que da nombre a la serie.
La serie, ambientada en los continentes ficticios de Westeros y Essos al final de un verano de una decada de duración, entrelaza varias líneas argumentales. La primera sigue a los miembros de varias casas nobles inmersos en una guerra civil por conseguir el Trono de Hierro de los Siete Reinos. La segunda trata sobre la creciente amenaza de un inminente invierno y sobre las temibles criaturas del norte. La tercera relata los esfuerzos por reclamar el trono de los últimos miembros exiliados de una dinastía destronada. A pesar de sus personajes moralmente ambiguos, la serie profundiza en los problemas de la jerarquía social, religión, lealtad, corrupción, sexo, guerra civil, crimen y castigo. Game of Thrones Juego de tronos
Critica:
Las series de ficción que quieren perdurar en la actualidad se escriben a Fuego y Sangre, con el aliento del dragón, la fiereza del rugido de un león y la agilidad de un lobo hambriento dispuestos a atraparnos en sus fauces. Sí, estábamos hambrientos de una adaptación de George R.R. Martin y de su inconclusa a día de hoy “Canción de Hielo y Fuego”. ¡Abran camino al Rey! Los Lisiados, Bastardos y Cosas Rotas esperan. Siete Reinos, numerosos personajes para nada secundarios, localizaciones distantes y un trono por poseer. “Game of Thrones” nos enseña personajes sibilinos, cegados por el valor y capaces de asesinar con lengua y sin espada afilada que valga. Lobos y Leones, Enano, Bastardo e Hija del Dragón. Juego de tronos
La serie, como adaptación, se resume en una secuencia de alto contenido sexual en el prostíbulo de Petyr Baelish, más conocido como Meñique, en el que dos prostitutas simulan todo tipos de posiciones y posturas para representar un trabajo entre uno de sus clientes jugando ambas con sus respectivos roles. Mientras practican sexo oral y se sodomizan Meñique se desnuda pero no para unirse a la fiesta erótica y lasciva sino para desnudarse ante el espectador. Habla de su pasado y del amor que profesa a una mujer, de sus aspiraciones, de sus debilidades y sus metas. Habla de poder y de un Trono sobre el que orbitan el resto de poderosos y ambiciosos protagonistas mientras observa impasible la secuencia de simulación y actuación (y seguramente sin ninguna erección salvo pensar en ‘follarse’ a sus enemigos en el otro sentido traicionero de la palabra). Todo trata de un interior y una actuación, de fingir y no mostrar nada de lo que uno pretende realmente. Ese es el Juego de Tronos en el que uno puede Ganar o Morir, en el uno puede Perder o Perecer. Posiblemente una secuencia que nos presenta definitivamente a uno de los secundarios protagonistas sea la que mejor funcione como adaptación a la pantalla que cada vez se hace más grande. Y es ahí donde la violencia y alto contenido sexual emerge con nueva simbiosis visual en el terreno de la representación televisiva: un gran teatro guiñolesco con tendencia a lo excesivo como arrebato frente a la competencia cada vez más mojigata y censurada a tijera de la gran pantalla. Juego de tronos