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Poco después de finalizar la sangrienta redada, el inspector Rama se ve obligado a infiltrarse en las filas del sindicato del crimen de Yakarta con el fin de proteger a su familia y descubrir la corrupción en el seno de su propia fuerza policial. The Raid 2: Berandal La redada 2Critica:The Raid" (Gareth Evans, 2011) era una película pura, sin artificios, que se concentraba en desarrollar una única faceta. Funcionaba, sobre todo, como una demostración técnica de cómo se puede filmar el cine de acción sin limitaciones de (casi) ningún tipo, utilizando una excusa argumental (literalmente, era únicamente eso) para ir hilvanando las extraordinarias coreografías de combates brutísimos. El modelo era La Jungla de Cristal (un hombre subiendo y bajando por un edificio y creando por el camino un reguero de muertes) pero iba mucho más allá, sin frases lapidarias ni un protagonista carismático -guión mediante- como John McClane. Aquí las frases eran contundentes puñetazos y patadas. Nada más hacía falta en aquella ensalada de golpes, que en su momento resumí como 'una película de los Looney Tunes dirigida por Bill Plympton". Con "The Raid 2: Berandal" (2014) la cosa cambia. Se amplía la escala, hay una ambición real a nivel narrativo. Se cambia lo que, de alguna forma, era íntimo en la original para apuntar la épica. A la madre del cine de Hostias, en mayúsculas. El resultado es una vez más alucinante; con algunas pequeñas reservas. La redada 2Evans escribe el guión en solitario de una película que toma ahora préstamos del cine de Johnnie To (es difícil no pensar en el díptico "Election"),, de las tramas policíacas con infiltrado de por medio o las bandas enfrentadas con un miembro ansiando el poder. Cliché tras cliché, siendo completamente honestos, dedicando bastante más metraje que en la original a desarrollar a sus dos personajes principales, por así decirlo. La cosa de cae en algunos momentos en los que simplemente no interesa lo que está ocurriendo, pero afortunadamente siempre llega a tiempo alguna secuencia de acción que pega un inyección de adrenalina en vena. Hay también una clara deuda con el lenguaje de los videojuegos, una estructura 'por fases' que estaba presente en la original y que aquí se amplifica al cambiar escenarios y estructurar los segmentos de acción como bloques protagonizados por distintos héroes luchando contra jefes de final de fase, algunos de ellos muy caricaturescos (el hombre del bate y la mujer de los martillos, son el ejemplo más claro), buscando localizaciones icónicas para lograr una identificación 'a posteriori', buscando generar un buzz y potenciar el recuerdo de las partes concretas. La redada 2
En Los Ángeles, un grupo de adolescentes fascinados por las celebridades y el universo de las marcas rastrean en Internet la agenda de las famosas para robar en sus residencias. Sustraen más de tres millones de dólares en objetos de lujo: joyas, ropa, zapatos, etc. Entre las victimas está Paris Hilton, Orlando Bloom y Rachel Bilson. Los medios apodaron a esta banda la «Bling Ring».
Mel Bandison, una hacker justiciera, consigue evitar un intento de pirateo de un autobús eléctrico. Aunque, accidentalmente, esa buena acción acaba provocando el cierre de toda una red criminal internacional. Junto a Thomas Deen, su cita de la noche anterior, tendrá que huir de estos delincuentes, pero también de la policía....La toma del poderCriticA: esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... La toma del poder
Stéphane acaba de unirse a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados que operan por el control del barrio.
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