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Cuando tenía 14 años, Smith se ahogó en el lago Sainte Louis y estuvo muerto durante casi una hora. Según los informes en el momento, la RCP se realizó 27 minutos en vano. Luego, la madre del joven, Joyce Smith, entró en la habitación, rezando en voz alta. De repente, hubo un pulso, y Smith dio la vuelta.
Virgil Oldman (Geoffrey Rush), un hombre solitario y excéntrico, es un experto en arte y un agente de subastas muy apreciado.
Jordan (Halle Berry), una operadora telefónica de la policía, asiste a una tragedia mientras atiende una llamada. Algún tiempo después, tendrá que superar su miedo para intentar salvar la vida de Casey (Abigail Breslin), una joven que ha sido secuestrada por un asesino en serie. La llamada de la joven, le recuerda aquella otra que la dejó traumatizada. The Call LíneaCritica:La carrera de Brad Anderson ha sido, como poco, irregular. Independientemente de su trabajo en televisión (en series como "The Wire", "Boardwalk Empire" o "Treme", entre otras) sus largometrajes para cine se han enfocado sobre todo al fantástico y el terror, entregando propuestas estimables como "Session 9" (2002) y la inmediantemente posterior, "El maquinista" (2004). Con "The Call" el cineasta parece haberse recuperado de los fiascos que fueron "Vanishing on 7th Street" y la serie "Alcatraz", Y eso es algo bueno, claro, porque "The Call" permitirá a Brad Anderson volver a trabajar, y a Halle Berry añadir un papel que no da verguenza ajena a su carrera post-Oscar. Habiendo costado 13 millones de dólares, consiguió recaudar más de 50 en Estados Unidos; esto garantiza -a priori- una secuela, y a posteriori, confirma que la crítica (a la que le gustó poco) y el público están totalmente separados. Línea"The Call" no es una buena película en ningún sentido, pero tampoco es mala. Camina en esa fina línea entre la tontería consentida y el entretenimiento en el que hay que intentar no pensar en la coherencia para que la pura experiencia de su visionado no se venga abajo. Recordando en cierto sentido a la fallida "ATM" (David Brooks, 2012), aquí se juega a la claustrofobia presentando la historia de un secuestro desde el punto de vista de una trabajadora de una operadora de línea de emergencia. Pese al uso de recursos torpísimos (flashbacks autoexplicativos, ralentis) hay momentos de interés y la historia, insisto, a la que hay que coger con pinzas, es sumamente intensa hasta que llega su tramo final, tan poco creíble como correctamente filmado. Anderson al menos parece consciente de la bobería que tiene entre manos y nos regala un epílogo en forma de minutos finales que pega un giro y convierte a la película en una gran broma de final satisfactorio. Es una película de videoclub o de domingo por la tarde en algún canal en abierto, pero incluso así está por encima de la media del género (que es muy baja, en la actualidad). Total, que es boba pero está orgullosa de ello. Línea
Una antigua prisión del siglo XIX, ubicada en una zona inaccesible e indeterminada del territorio italiano, está siendo abandonada. Por problemas burocráticos, los traslados están bloqueados, y quedan alrededor de una docena de presos, con pocos agentes, esperando nuevos destinos. En esa atmósfera extraña, poco a poco, las reglas parecen tener cada vez menos sentido, los protocolos se relajan y se vislumbran nuevas formas de relación entre los hombres que allí quedan. Ariaferma CriticaLa acción se sitúa en una prisión imaginaria de Italia llamada Mortana, con más de cien años de uso llega a su fin y la van a cerrar. Comienzan a evacuar a los presos a otras cárceles, pero debido a un problema burocrático, doce reclusos no pueden ser traslados, por lo que deberán permanecer hasta que se solucione el problema. Para vigilarlos tendrán que quedarse un puñado de guardias, encabezados por su capitán, Gaetano.Agrupan a todos en un mismo pabellón y las visitas, cocina y actividades diversas quedan suspendidas. Los presos comienzan a estar descontentos con la situación, sobre todo con la comida, por lo que inician una huelga de hambre. Para evitar problemas, un viejo capo de la mafia conocido como Lagioia se ofrece a cocinar y así olvidarse de la pésima comida preparada que traen... Al estar tan pocos en la prisión, comienza a romperse un poco el hielo y empieza a vislumbrarse algo de humanidad entre las dos partes. Una secuencia muy buena es donde funcionarios y reclusos comen juntos en el patio de las celdas después de un corte de luz. Establece un punto de inflexión donde se olvidan por un momento sus diferencias e intentan pasar un buen rato disfrutando de la comida. Los dos actores Tony Servillo y Silvio Orlando están estupendos en este drama carcelario de ritmo lento, pero que consigue bien capturar el interés de esta historia. Ariaferma
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