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Varsovia, 1985. En la Polonia comunista, con el telón de fondo de la "Operación Hyacinth" dirigida por la policía secreta, un joven oficial Robert investiga un caso de asesinato en la hermética comunidad gay. Cuando encuentra a un informante, Arek, un estudiante desprevenido y de espíritu libre, Robert se aventura por su cuenta para descubrir la verdad. En el proceso, Robert debe enfrentarse a sus demonios personales, a su estricto padre, a un oficial de la policía secreta y, al final, a las autoridades comunistas.... Operación JacintoCritica: una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico . Operación Jacinto
Un criminal llamado Jack espera a su jefe en un motel de mala muerte, después de matar a varios hombres y huir con una misteriosa bolsa, cuyo interior no debe mirar. Con la ayuda de una esquiva prostituta, Jack debe enfrentarse a asesinos a sueldo, matones y policías corruptos, interesados en el contenido de la bolsa. El encargoCritica:El Encargo' es un extraño y desconcertante thriller que supone el debut como director de David Grovic, el cual no encuentra nunca el tono adecuado por expresarse en una película que utiliza algunos recursos del cine negro clásico, con espacio incluso para la inevitable femme fatale, pero los combina con un guión que apuesta por el impacto de lo absurdo, pero sin profundizar en el humor como debería, basando todo su guión de principio a fin en una débil premisa a modo Macguffin y con forma de maletín. El encargo'El Encargo' podría ser salvable con una mayor definición de objetivos. Su mayor acierto reside en situar la acción casi exclusivamente en un motel de carretera solitario y sórdido lleno de personajes extravagantes que podría haber dado mucho juego y proponer un divertimento lleno de suspense, pero lamentablemente, todo parece una mera excusa, una pose de autor que juega a lo raruno o lynchiano, pero sin el poder de sugestión de las obras del loco de Missoula como 'Carretera Perdida' (1997), a las que parece remitirse en su estética y simbología. Nada más lejos de la realidad. Aquí todo suena hueco, un noir casi de serie B, con un trabajo efectivo de Steve Mason en la fotografía, que sabe a cortometraje alargado y a posibilidades maltrechas por su falta de ideas propias. El encargo'El Encargo' está protagonizada, sin embargo, por dos grandes de la pantalla como John Cusack y Robert De Niro, que uno no sabe muy bien como llegaron hasta allí o si la necesidad económica les impide seleccionar sus proyectos actuales, lo único cierto es que se entregan rutinariamente a sus personajes y parecen divertirse haciéndolo. Junto a ellos, la escultural Rebecca Da Costa, explota al máximo su sensualidad para atraer con su escasez de ropa a los cinéfilos que queden despiertos en una obra menor que si hubiera jugado con rotundidad la baza del humor absurdo podría haber salido mucho mejor.The Bag Man El encargo
Hassan Haji conoce el mundo de la restauración desde muy pequeño, cuando su abuelo regentaba el restaurante justo debajo de su casa en la ciudad de Bombay. Cada día el olor a curry y a especias subía para llenar toda la casa de ese aroma tan peculiar y agradable. Ahora es su nieto, Hassan, quien dirige el restaurante, pero una inesperada tragedia le empuja a él y a su familia a buscar un nuevo local para el negocio y una casa en un pueblo de los Alpes franceses. The Hundred-Foot Journey Un viaje de diez metrosCritica:Es una película amable, acogedora, simpática, llena de colorido, sensual, expansiva y encantadora, un vistoso suflé atiborrado de sabor, olor, sugerencias y buenas vibraciones. Casi demasiado bonita para ser creíble, simple como el mecanismo de un chupete y de una superficialidad algo automática y sin alma. Tiene la virtud de hacer del paladar y el disfrute de los sentidos su centro narrativo y temático, pero tan loable punto de partida – por lo general postergado tanto en el cine como en la vida – se queda en buenos propósitos llenos de bonhomía, buen rollo y cortedad de miras y bastante famélicos logros más allá de la estampita florida, jacarandosa y preciosista. Un viaje de diez metrosResulta campechana, nada ofensiva y se me hace difícil de criticar porque no hay nada que no funcione bien ni cumpla su propósito de entretener con decoro, equilibrio y buen gusto. Consigue lo que se propone y entretiene durante toda su proyección, con ritmo y fluidez, sin sobresaltos ni sorpresas, de una afabilidad contagiosa y positiva, estudiada sencillez y benevolencia ecuménica digna de elogio. Pero todo resulta demasiado estudiado, prefabricado, como una receta en que nada sobra ni falta pero que sabe a poco, se queda corta, acaba uno con hambre, no va a ninguna parte, apenas levanta el vuelo y se queda exangüe, sin nervio, mordiente o intensidad. Falta ingenio y los personajes son planos y sin densidad ni interés. Los buenos propósitos es lo que tienen: se alcanzan y ya está. Un viaje de diez metrosHelen Mirren está en su papel de dama estirada con corazón, pero como todo lo demás, carece de verdad o intensidad. Es un cliché andante. Y la familia protagonista lleva con solvencia el peso de una tenue trama de superación, dificultades y oprobios – y poco más. Tentado estoy de alabar la bella fotografía de Linus Sandgren (porque realmente lo merece) que saca partido a la comida, los paisajes y los interiores, o de resaltar de nuevo el eficaz chorro sonoro de A.R. Rahman (sí, la bullangera alma oscarizada de ‘Slumdog Millionaire’), pero produce tristeza que los apartados más reseñables sean los técnicos. Un viaje de diez metros
Hank Deerfield (Tommy Lee Jones), un veterano de guerra, investiga la desaparición de su hijo Mike, el cual, tras regresar de Irak, inexplicablemente se ha ausentado de su base sin permiso. Con la ayuda de la detective Sanders (Charlize Theron) irá reviviendo las experiencias del muchacho en Irak, pero las autoridades militares no dejan de poner trabas a su investigación.
Un equipo de jugadores de fútbol tailandés queda atrapado en una cueva. Esta es la historia del equipo de rescate que luchó día tras día por salvarlos.
Marlo (Charlize Theron) es una madre con tres hijos, el último recién nacido, que recibe un inesperado regalo de parte de su hermano (Mark Duplass): una niñera para que le ayude por las noches. Al principio le parece una extravagancia, pero Marlo acaba teniendo una relación única con Tully (Mackenzie Davis), una joven niñera amable, sorprendente y, en ocasiones, difícil. TullyCritica: Tully es una preciosa fábula sin apariencia de tal que, con la verdad del cine europeo, pero sin renunciar a la agilidad del mejor cine anglosajón, relata las peripecias de una madre a la que su vida no le da más de sí. Pero lejos de ser una simple comedia reivindicativa o de denuncia, la película va mucho más allá. Es una llamada de atención a la capacidad de autoengaño del ser humano. Es la mirada en el espejo del tiempo, y la eterna y temida pregunta que pocos nos atrevemos a preguntarnos, o por lo menos a responder con sinceridad: quiénes éramos, quiénes somos ahora, y si estamos orgullosos de las diferencias entre ambas respuestas. TullyTully entrelaza momentos brillantes de humor cómplice e inteligente perfectamente hilvanados con la crudeza de la realidad de una mujer casada, madre de dos hijos y uno por llegar, a la que su marido, un bobalicón con cara de bueno, incapaz de comprender o empatizar con su realidad, le ha convertido en una madre cuasi-soltera. Atrevida en sus formas, y por momentos con un brillante y estilizado montaje, la película muestra la fealdad como parte de la vida, el desgaste del cuerpo sin los edulcorantes a los que Hollywood nos tiene acostumbrados, y el cinismo creciente -y siempre divertido- de una madre pasada de vueltas que mira a la sociedad que la rodea como si fuera un planeta alienígena, y que provoca situaciones hilarantes. TullyUna película que nos ayudará a empatizar con las mujeres que han sido madres -sobre todo a los que no somos ni mujeres ni madres- y que como toda buena película, planta su temática desde el principio pero pero sin subrayarla, y nos abofetea con toda su fuerza en el último acto, haciendo que cuestionemos la narrativa autoindulgente que hemos creado de nuestra propia vida, a la que hemos asistido como meros espectadores. Tully
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