En este mundo alternativo, Bia y Manuel tendrán una relación tempestuosa. Pixie, la odiosa y sorprendente dueña de Laix, decide comprar Fundom. El gran conflicto estalla cuando Pixie anuncia un concierto. Esto tendrá a Bia y Helena, que en este universo al revés son divas y rivales, luchando por ser las cabezas de cartel en el espectáculo final... Bia: Un mundo al revés Critica: esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia..... Bia: Un mundo al revés
Cuando el anciano Meyer Lansky es investigado por última vez por los federales que sospechan que ha escondido millones de dólares durante medio siglo, el gángster retirado cuenta una historia vertiginosa que revela la verdad no contada sobre su vida como el notorio jefe de Murder Inc. y el Sindicato Nacional del Crimen....Lansky Critica: *Otra historia de gángsters... pero tiene sus momentos Rockaway nos acerca a Lansky, un biopic de tono dramático en torno al mundo del crimen que rodea al famoso gángster Meyer Lansky. Por supuesto no hablamos de una obra de Scorsese o Coppola, los grandes del género, pero tiene momentos muy notables en un ejercicio carente de efectismos pero efectivo. Un guion de sobra conocido, alterna entre la historia de Lansky y el momento presente tocando también la historia de un periodista que accede a contar la historia del famoso mafioso ante la falta de dinero; todo esto en un pacto por publicar su biografía después de la muerte de éste. El periodista está inspirado o ligeramente inspirado en el historiador Robert Rockaway, padre el director que tuvo la oportunidad entrevistar al conocido mafioso tiempo atrás. Inclusive también se lleva un pedacito del pastel el FBI, presente en la historia más actual. Pero resaltamos el hecho de que la cinta tiene momentos muy notables, deja palpable ciertos aspectos relacionados con la psique y la personalidad del personaje. Detalles a considerar como su activismo contra los nazis en época de guerra, su discurso y su forma de ver el negocio como empresario y su lealtad hacia el pueblo de Israel. La historia nos lleva por distintas localizaciones y momentos de su vida en un ejercicio por resumir el ascenso y caída del criminal. Cuidada fotografía y estética de la época como alicientes.... Lansky
Sigue la historia de Lee Israel, una respetada biógrafa en decadencia que comienza a falsificar cartas de escritores y celebridades fallecidas con el fin de pagar el alquiler. Cuando las falsificaciones empiezan a levantar sospechas, Israel roba y vende las verdaderas cartas de los archivos sin saber que el FBI está investigando el asunto. ¿Podrás perdonarme algún día? Critica Puntuación: 7,5 Infame Hay muchas formas de clasificar biopics. Por ejemplo, tendríamos por un lado los biopics que giran en torno a individuos virtuosos en su campo profesional o que han realizado grandes hazañas, ya sea aquellos que forman parte de los anales de la Historia o los que son héroes anónimos cuyas proezas bien merecen una película. Por el otro, nos encontraríamos con los biopics sobre personajes infames, que suelen ser más interesantes. Son los que cometen actos deshonestos y criminales, aunque no todos tengan que ver con asesinatos en serie y asuntos muy turbios. Algunos son simplemente pobres diablos cuyos actos han trascendido para bien o para mal. Este sería el caso de Lee Israel, que se hizo famosa allá por los 90 por falsificar cartas de celebridades y artistas muertos para poder salir de la quiebra. La impostora Israel escribió un libro de memorias relatando lo sucedido titulado Can You Ever Forgive Me? (¿Podrás perdonarme algún día?) que ha servido de base del segundo largometraje de Marielle Heller, tras su estupendo debut tras las cámaras, The Diary of a Teenage Girl (2015). Si aquel film se centraba en una adolescente desorientada durante su despertar sexual, aquí nos encontramos a una mujer perdida en la madurez. Sola, abandonada, adicta al alcohol y con serios problemas económicos, puesto que las biografías que escribe no interesan a nadie más que a ella. Pero casi por casualidad da con un sector dispuesto a pagar grandes sumas de dinero por algo que ella es capaz de escribir: los coleccionistas que atesoran cartas de celebridades ya fallecidas. El talento de Israel para plasmar de forma escrita la personalidad de sus objetos de estudio por fin resulta rentable. Desgraciados de Oscar La carrera de Melissa McCarthy necesitaba desesperadamente un cambio de registro para salir del encasillamiento cómico en el que se encontraba, y afortunadamente ha sabido aprovechar la ocasión que le brinda ¿Podrás perdonarme algún día?. McCarthy logra un equilibrio complicado entre el patetismo, la vergüenza y la dignidad que precisa el personaje de Lee Israel, convirtiéndolo en alguien por el que el espectador se preocupa pese a su carácter antipático y cascarrabias. La empatía cobra fuerza gracias a la inestimable ayuda de Richard E. Grant, que encarna a Jack Hock, compinche y único amigo de Israel durante aquella época. Habría sido sumamente fácil caer en la caricatura y la sobreactuación; en cambio, la interpretación de Grant es extravagante en su justa medida, y la pareja que forma con McCarthy resulta divertida, pero sin ocultar nunca la soledad en la que ambos están sumidos y la tristeza implícita en sus vidas. Conclusiones El guion de ¿Podrás perdonarme algún día?, escrito a cuatro manos por Nicole Holofcener y Jeff Whitty, no se permite nunca ser condescendiente con Lee Israel, aunque sí que le reserva un monólogo redentor hacia el final. Quizás sea la pieza más convencional de una película sencilla que lo tiene complicado para levantar pasiones, pero que tampoco podrá disgustar a nadie, puesto que mantiene el interés alto y un buen ritmo a lo largo de toda la particular odisea que realiza Lee Israel por salir del agujero en el que vive confinada. Paradójicamente, acaba descubriendo que el objeto de estudio que necesitaba para rescatar su carrera profesional no era otro que ella misma. ¿Podrás perdonarme algún día?
Un escándalo de consentimiento sexual se desata entre la élite británica privilegiada y las mujeres atrapadas a su paso....Anatomía de un escándalo Critica: Serie típica de Netflix en donde se nos anuncia un debate en cuestión (que aquí seria, la acusación sobre el marido), las consecuencias del problema (la relación con su mujer y con la abogada enfrente) y los trasfondos sociales que acarrean este tipo de delitos sexuales. Si bien la historia tiene sobre el fin algo particular que me llamo mucho la atención (me explayo en spoiler), la historia está bien contada, los capítulos son cortos y eficaces en su tratamiento narrativo (punto muy importante), lo que hacen que se consuman rápidamente. Es probable que puedas ver la serie en una sola noche sin generarte cansancio. Te va a interesar ver el desenlace. Ahora si, es una historia que no sienta huella en el tratamiento del delicado tema del cual trata y que muy probablemente, a la semana, ya ni recuerdes.Pongámonos en situación: Netflix rueda una serie sobre un presunto violador, que es blanco, guapo, pijo, rico, y para colmo un miembro destacado del Partido Conservador británico. No creo que necesites saber nada más para deducir si es culpable o no... Eso sí, la serie está muy bien rodada, tiene una puesta en escena excelente, y es muy entretenida, con un guión que te atrapa desde el primer minuto. Además, Sienna Miller está estupenda, y demuestra una vez más que es mucho más que una mujer muy bella. Rupert Friend, por su parte, está muy bien también. En cambio a Michelle Dockery la veo excesivamente sobreactuada, y repitiendo muchos gestos, miradas y actitudes que la hicieron popular en 'Dowton Abbey'... Anatomía de un escándalo
Will Smith interpreta a Nicky, un estafador profesional que decide ayudar a una joven novata del mundo de la criminalidad llamada Jess. Ella busca acercarse más en la relación con Nicky y tras pasar un tiempo juntos comienzan a enamorarse y empiezan una relación amorosa. Él se dedica a enseñarle tretas para que aprenda mejor a estafar y robar. Pero cuando menos se lo espera, Nicky rompe la relación de repente. El motivo es que una mujer perteneciente a su pasado ha vuelto a su vida, reaparece en Buenos Aires en un circuito de carreras en el que hay apuestas muy elevadas pero ella intentará echar los planes de Nicky por tierra y aprovechar su lado de estafador. Focus Critica: Hollywood al rescate, tras de los graves incidentes raciales acontecidos de un tiempo a esta parte en Norteamérica, nada mejor para templar los ánimos que poner a funcionar su maquinaria más poderosa de entretenimiento, a través de una historia con base interracial, un recurso que, dicho sea de paso, tiene bastante presencia en el cine para adultos, ese género que nadie admite tener entre sus aficiones. Focus Pero dejando a un lado consideraciones políticas y sociales, lo que Focus ofrece es un viaje por ese cine de estafas y robos de guante blanco, en el que sus protagonistas van a la última en maneras y elegancia, abrazando el estiloso terreno de lo que hoy conocemos como cool, termino de moda empleado para decir, en otro idioma, que la cosa mola, o que al menos, tiene esa vocación entre sus objetivos principales. Focus Detrás de la cámara, se encuentran Glenn Ficarra y John Requa, en su tercera película como realizadores, tras "Philip Morris ¡Te Quiero!" (2009), "Crazy, Stupid, Love" (2011), y un breve paso por el medio televisivo, que en conjunto, arrojan un saldo irregular, con breves destellos de interés, pero sin esa fórmula concreta para la convicción, que ya deberían haber mostrado a estas alturas, para despertar un mínimo interés en el sobresaturado panorama actual. Focus Partiendo de una manifiesta intención por lo visual, y situando su desarrollo argumental en la típica sucesión de giros sorpresa, el nuevo film de Ficarra y Requa adolece de los mismos favores y defectos ya mencionados, juega a ser un sofisticado ejercicio de distinción cinematográfica, pero se pierde en un ritmo excesivamente estático, que acaba por desembocar en puro tedio, difuminando casi por completo, sus escasos hallazgos iniciales. Focus
Cuando Nicole Atkins regresa a la escuela de posgrado, lo último en lo que piensa es en una aventura anterior con un profesor casado. Sin embargo, alguien más en el campus le ha echado el ojo a Nicole, alguien que conoce todos sus secretos.... A Professor's Vengeance Critica: esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila s.... A Professor's Vengeance