Arturo es un joven intrépido que dirige a su pandilla por los callejones de Londonium. Tras sacar la espada de Excalibur, se verá obligado a tomar algunas duras decisiones. Junto a una misteriosa mujer llamada Guinevere, deberá aprender a manejar la espada, vencer a sus demonios y unir al pueblo para derrotar al tirano Vortigern, quien robó su corona y asesinó a sus padres antes de convertirse en rey. King Arthur: Legend of the Sword El Rey Arturo Critica: Pero, ojo, que Arturito guarda una historia personal conmovedora relacionada con la muerte de sus padres que nunca antes habíamos visto en ninguna película ni libro, ¿eh?, y que es lo que le motiva llegado el momento para hacer frente al malo muy malo requetemalo interpretado por «el sigues igual de apuesto» Jude Law. Con ayuda de otros personajes y de la poderosísima espada Excalibur, hará la revolución para recuperar el trono. Excalibur es la leche..., cuando la empuñas con las dos manos te da una especie de subidón mágico tipo Frodo con el anillo de poder (¡!). El cupo de igualdad de género queda cubierto con el personaje de «la maga». No tiene nombre, ella es «la maga». Nos dicen que la envía Merlín, pero a Merlín no se le ve el pelo porque Merlín también está muy visto ya; será que está muy ocupado en la fragua de su torre mágica forjando espadas de báculos que le roba a otros magos... Pero qué... El Rey Arturo Todo esto y muchas cosas más, como murciélagos gigantes y serpientes gigantes (¿por qué serpientes y no dragones, como el Pendragon que es? Pues porque sí, obvio), con una dirección de Ritchie patética, drogada; con diálogos penosos, flashbacks de vergüenza, como toda esa parte en «las tierras oscuras» que parecen tomas falsas de la película, y chascarrillos de tres al cuarto. Añádase al engendro unos efectos especiales de cuatro duros en escenarios nocturnos y tenebrosos para que no se note; ese CGI de Charlie Hunnam luchando con los soldados es algo que no creí que volvería a ver en el cine. Es muy lamentable, en serio. Mi admirado Aidan Gillen no debería ni aparecer aquí, este actor está a otro nivel. El Rey Arturo
Tras varios fracasos sentimentales, una mujer decide encontrarse a sí misma a través de un viaje por Italia, la India, Bali e Indonesia. Liz Gilbert (Julia Roberts) tenía todo lo que una mujer puede soñar, un marido, una casa y una brillante carrera, pero se encontraba perdida, confusa, insatisfecha. Una vez divorciada, y tras un periodo de reflexión, decide abandonar su acomodada vida y lo arriesga todo, emprendiendo un viaje alrededor del mundo. La historia se basa en el best-seller autobiográfico de Elizabeth Gilbert. Eat, Pray, Love Comer, rezar, amar Critica: Se trata, probablemente, de una de las peores películas del año. Previsible, tópica y con una voz en off insoportable que regala perlas de sabiduría extraídas del peor libro de autoayuda. De esa forma, la protagonista nos hace perder 140 minutos de nuestro tiempo para asistir cómo, a golpe de American Express, supera una supuesta crisis existencial gracias a un idílico viaje que nos hace pensar que la película no es más que un publirreportaje de alguna oferta vacacional. No faltan todos los tópicos esperables sobre los países y sus gentes, a través de la la mirada prejuiciosa de la protagonista: la indolencia de Italia, la espiritualidad de mercadillo de la India y el paraíso vacacional en Bali, con un emotivo y pasional latin lover incluido, personificado en un Javier Bardem que, a pesar de todo, es el único que imprime un poco de realidad en este viaje espiritual de cartón piedra. Comer, rezar, amar La película trata algo habitual en las películas románticas americanas: la búsqueda personal no es más que una excusa para que la protagonista encuentre un hombre que la defina. Realmente, una puede llegar a perder la cuenta de las veces que se repite la frase "necesitas un marido". Me llama la atención la presencia de unos personajes secundarios que, ante su situación personal, los problemas de Liz Gilbert parecen tan ridículos como efectivamente son. Resulta preocupante pensar que, si lo que se necesita para superar un pequeño bajón emocional (¿alguien puede creer realmente que a la protagonista le importa su matrimonio o su divorcio?) es regalarse unas vacaciones a cuerpo de rey durante un año, difícil lo va a tener el común de los mortales para enfrentarse a auténticos problemas. Comer, rezar, amar
Y a Dios que me perdone! (2017), La esposa de Toribio ha sido diagnosticado con leucemia después del parto. Acorralado entre la falta de planes de salud confiables y su bajo ingreso como oficial de policía, Toribio toma su arma y va a hacer todo lo posible para salvar a su esposa. Y a Dios que me perdone Critica: Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Y a Dios que me perdone Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. Y a Dios que me perdone
Dos triángulos amorosos interrelacionados, la de las parejas formadas por los compositores Faye (Rooney Mara) y BV (Ryan Gosling), y la del productor musical Cook (Michael Fassbender) y su novia camarera (Natalie Portman), persiguiendo todos el éxito mientras tropiezan con la obsesión y la traición en el mundo de la escena musical de Austin, Texas. Song to Song De canción Critica: Nueva película de Malick donde una vez más vemos los mismos personajes existenciales, mismos conflictos internos, misma estructura, mismas voces en off (que funcionarían de igual forma en sus dos anteriores películas), misma fotografía (la más floja a mi gusto de todas sus películas) y mismas bellezas femeninas. Lo único que cambia es el entorno en donde se mueven estos desvalidos personajes, en una eterna búsqueda de su yo fragmentado en medio de un País ideal, donde nada los satisface. De canción Desde ese punto de vista, creo que esta película logra el cierre más satisfactorio de la tres. Que a diferencia de "To the Wonder y Knight of Cups, en ellas daba la sensación que podrían estirarse eternamente (lamentablemente sin aburrirme). Pero quería tocar un punto, que no sé si es porque uno ya se ha acostumbrado e interiorizado la propuesta de Malick, pero en Song to Song me dio la sensación que en Rooney Mara se hace (por momentos) totalmente explícita la "vanguardista" dirección de Malick. Simplemente la mayoría del tiempo no logré conectar con su personaje, daba la impresión que ni siquiera ella sabía lo que estaba haciendo, incluso en ocaciones miraba a la cámara y sonría fuera de su personaje. Comparto el análisis de un crítico donde comenta la ausencia de Malick en el set (debido a su manera de dirigir casi fantasmal a través de una radio) y siento que esto influye completamente en el corazón de algunas escenas que prácticamente no expresan nada, están Vacías. De canción Por último recalcar algo que también me llamó la atención y es que la fotografía en esta película bajó considerablemente su nivel. No se a que se haya debido (¿pereza de Malick?) pero los encuadres y el aumento del gran angular muchas veces hacían ver la película con una calidad de GoPro utilizada por un estudiante de Cine. De canción
Philadelphia. Año 1961. Un niño negro acaba de nacer en unos grandes almacenes. Un médico acude a ver como se encuentran tanto la madre como el bebé, y horrorizado le pregunta a la mujer si se le ha caído el niño, ya que tiene tanto los brazos como las piernas fracturadas. Philadelphia. Año 2000. Un hombre llamado David Dunn está en el expreso que va de Nueva York a Philadelphia camino de su casa después de una entrevista de trabajo en la ciudad de los rascacielos. En el tren entabla conversación con una atractiva mujer, pero ésta cree que quiere ligar y se cambia de asiento. Un momento después se produce un dramático accidente.....El protegido Critica: Te levantas todos los días. Vas a trabajar. Realizas las mismas tareas. Hablas con la misma gente. Te haces la comida. Le haces un corte de mangas imaginario al capullo de tu compañero de piso. Limpias la casa. Lees un poco de esa novela que lleva cinco meses en tu mesilla de noche. Ves una película. Duermes. El ciclo (el círculo) renace y pasa el tiempo y llega un día en que te levantas como todos los demás y te das cuenta de que has empezado a deambular por un mundo fantasma. Este día, aunque no puedes saberlo fue el día en que abandonaste la Búsqueda. Fue el día en que cruzaste el meridiano y perdiste la esperanza. No hay mensajes escondidos, ni personas especiales ni sucesos inesperados y mágicos. Esto es lo que tenemos y te lo comes porque no hay más remedio. Pero no siempre. Puede que "El protegido" nos esté hablando de la génesis de los mitos a través de la historia, es una posibilidad. Puede que "El protegido" nos hable de la reencarnación, las fuerzas fatales del destino, del ying y el yang, de las fuerzas negativas y las fuerzas positivas. Pero también puede que Elijah Price, ese patético y enfermizo amante de los cómics obsesionado por David Dunn, el Irrompible..El protegido
Un joven enamorado de una chica a la que le oculta su afecto con vistas a que sea ella la primera en reconocer el mismo sentimiento hacia él....¿Sólo amigos? Critica: Soy de una generación compleja. Denostada por muchos, acusada de vaguedad e incapacidad para medrar. Somos un computo global que es calificado de manera negativa por nuestros mayores, quienes no son capaces de ver los condicionantes que nos han llevado al punto en el que nos encontramos; y que parecen totalmente imposibilitados de ver las cualidades tan maravillosas que se esconden tras los integrantes de nuestro colectivo. Nosotros hemos crecido en una época de cambio hiperacelerado. Nos han educado con métodos psicológicamente estudiados y preprogramados para convertirnos en dóciles miembros de una manada a la que no queremos pertenecer. Hemos alimentado nuestros sueños con cuentos de hadas e historias de amor y felicidad que nos han impedido ver la complejidad del mundo hasta que nos hemos topado de bruces contra él. Pero no hemos sucumbido al golpe, hemos sabido adaptarnos. Hemos aprovechado los medios de que disponemos. Somos una generación predispuesta para la tecnología y la información global. Hemos indagado en la cultura y la hemos absorbido gracias a la posibilidad de disponer de ella al alcance de nuestra mano. Somos la generación de la crisis. Crisis económica, de valores, social... Pero avanzamos y buscamos un futuro prometedor con aquello que disponemos. Hemos visto decaer un concepto tan elevado como el amor. Lo hemos sepultado bajo toneladas de cinismo, ante el dolor de la falsa fábula dorada que nos habían vendido. Nos creemos sofisticados, porque tenemos recursos para sentirnos así, y por eso lapidamos un sentimiento universal en el fondo de nuestros vanos intentos por descubrir los secretos del sentimiento más puro y complejo que tenemos. Y al final, quien más y quien menos, descubrimos que seguimos persiguiendo ese cuento de hadas del que oímos hablar cuando pequeños. Esa generación es la que habita "Amigos de más".... ¿Sólo amigos?