Un "superpolicía" que reniega de su sexualidad se enamora de su nuevo compañero mientras investigan unos robos a bancos donde parece que no se ha robado nada.
Cuatro matemáticos, que no se conocen entre sí, son invitados por un misterioso anfitrión con el pretexto de resolver un gran enigma. Pronto descubren que se encuentran en una sala que empieza a menguar y que corren el riesgo de morir aplastados entre sus paredes. Tendrán entonces que averiguar qué relación hay entre ellos y por qué alguien quiere asesinarlos.
Christian Wolff es un contable y genio matemático, un hombre obsesivo con el orden y con mucha más afinidad con los números que con las personas, que lleva una doble vida como asesino despiadado. The Accountant El contadorCritica:Entonces la condición está clara: convencimiento pleno de la trama, real como la vida misma. Hay que apostar por ello y si va lejos, que vaya más lejos, que se pase mil pueblos si es necesario, pero creamos en ello. Primero: un niño con leve síndrome de Asperger, leve lo será, porque es un cerebro con patas. Un niño así, que yo conozco uno, es un niño deficiente, pero un niño autista en El contable es Statham con calculadora científica incorporada en su cerebro. Pero bueno, en el cine está establecido desde hace mucho tiempo que un autista es un fenómeno calculando números. Una mente prodigiosa. El contadorUn niño autista se caracteriza por mirada ida, alteración de los nervios, mala relación con los demás, por tanto ¿quién podría ser el adecuado para el papel? Ben Affleck. Pues bien, bien elegido. Inexpresividad total, ausencia de sentimientos… Lo hace muy real… Muy suyo… Y no queda mal. El contadorY Segundo: El contable. Reconozco que era uno de los aspectos interesantes de la película. Un contable para dirigir cuentas de la mafia que sería un recomendado de la organización y llevaría una vida oculta. ¿Qué papel iba a emplear el contable que diera para un thriller entretenido? Si quieres explicaciones lo bueno es que podrás hacerte preguntas y más preguntas pero al final seguramente te olvidarás de ellas; no importan. El contador
Un abogado transforma su cuerpo y hace un voto de silencio, que no se romperá hasta que descubra quién mató a su esposa e hija.
Cinco amigos de la infancia se reúnen después de 20 años porque uno de ellos está empeñado en volver a probar suerte en un maratón alcohólico que nunca pudieron llegar a completar. Gary King, un cuarentón que todavía no ha conseguido superar la adolescencia, convence a sus cuatro reacios amigos y los arrastra a su pueblo natal en un desesperado intento por llegar al famoso pub “The World’s End”. Pero mientras intentan reconciliar el presente con el pasado, empiezan a darse cuenta de que la auténtica lucha debe librarse por el futuro, y no solo el suyo, sino el de toda la humanidad. Llegar al pub “The World’s End” es ahora el último de sus problemas. Bienvenidos al fin del mundo The World's End Una nocheCritica:En “Bienvenidos al fin del mundo” volvemos a los noventa y a la cassette y al inmovilismo ya visto en “Zombies Party” como forma de vida, pero esta vez Gary King —y su actitud de mantenerse fiel a su pasado— le enfrenta a mundo cambiante donde la tecnología se ha hecho con el poder y las juventudes clónicas campan a sus anchas en locales y pubs que parecen haberse sometido al multinacionales siendo copias inalterables. No hay distinción, no hay originalidad, no hay lugar a la sorpresa, el contacto humano está al alcance de un smartphone y cada vez parecemos una colmena… de robots. Sorprende, además, que Gary King sea un personaje llamativamente trágico sobre un fin nihilista aunque enfocado a una redención propia, mucho más acertado que esos jóvenes atrapados en cuerpos de adultos que la comedia norteamericana y extensiones apatowianas se encargan de utilizar cada año con el mismo agradado que utilizar un condón usado. Todo ese viaje sumado a la apropiación cultural de un pastiche pop, disparatado, extravagante —que entona el cruce perfecto entre el slapstick más surrealista y las coreografías de Jackie Chan— genera una nueva articulación de la parodia como elemento ejemplar y narrativo de una aventura burlesca e hilarante. Una nochePosiblemente Wright haya plasmado la película más políticamente incorrecta y con texto completamente anárquico sobre la imposibilidad de someter a reglas definidas y dictatoriales al ser humano. Somos seres libres y hedonistas, necesitados de un Winchester para divertirse, emborracharse, perderse y volver. La necesidad (y a veces necedad) de dar una conclusión a las cosas provoca que el protagonista decida reunir a sus amigos de adolescencia para finalizar la ‘Milla de Oro’ y darse cuenta de que la juventud nunca volverá y el inmovilismo es la navaja más afilada en tiempos en los que todo avanza más rápido que nosotros mismos, abduciéndonos dentro de un sistema pre-calculado que nos invita a ser más perfectos. Realmente estamos posiblemente ante la película anti-sistema más concisa precisamente por no tomarse en serio y dejar dispuesto el futuro de la humanidad a un puñado de borrachos egoístas que dejan clara la más profunda de las verdades: el ser humano es imperfecto por naturaleza y un animal indomable que nunca desea estar amarrado a reglas. Se agradece, como colofón, la absoluta sinceridad y transferencia de la propuesta en ese alegórico nombre del pub que marca el último destino y parada: El Fin del Mundo es, efectivamente, el Fin del Mundo. Una noche en el fin del mundo. Una noche
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