Bond recibe la misión de desenmascarar a Max Zorin, un misterioso empresario, y aparente espía de la KGB, que amenaza con dominar el mundo por medio de sus revolucionarios microchips. Aliado a poderosas empresas de tecnología punta, su objetivo es destruir la falla de San Andrés, provocando un terremoto de irreversibles consecuencias.
Después de que una camarera de un pequeño pueblo es agredida sexualmente después de una cita con una vieja amiga, se hace amiga de un misterioso extraño que la presenta a una pandilla de mujeres....Pedirlo a gritosCritica: ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia.... Pedirlo a gritos
Después de dejar a su esposa y su trabajo para encontrar felicidad, Anders hace amistad con un adolescente adicto a las drogas, llevándolo a un camino de comportamiento imprudente y vergonzoso.
En su última expedición, el Dr. Rick Marshall es absorbido por un vórtice de espacio-tiempo junto a su asistente de investigación y un superviviente sureño. En este universo alternativo, el trío se hace amigo de un primate llamado Chaka, su único aliado en un mundo lleno de dinosaurios y otras criaturas fantásticas.
Don Vito Corleone, conocido dentro de los círculos del hampa como "El Padrino", es el patriarca de una de las cinco familias que ejercen el mando de la Cosa Nostra en Nueva York en los años 40. Don Corleone tiene cuatro hijos; una chica, Connie, y tres varones, Sonny, Michael y Freddie, al que envían exiliado a Las Vegas, dada su incapacidad para asumir puestos de mando en la "Familia". Cuando el Padrino reclina intervenir en el negocio de estupefacientes, empieza una cruenta lucha de violentos episodios entre las distintas familias del crimen organizado.Critica: Cuando mis padres enfermaron inesperadamente y sin remedio, les llevaba películas con que atenuar la angustiosa inminencia del fin. Ambos eran cinéfilos. De jóvenes iban a cineclubs, leían revistas extranjeras, tenían libros en francés (la lengua intelectual entonces) sobre el cine de vanguardia. De modo habitual, veían películas y las comentaban entre sí, una y otra vez.Dadas las circunstancias, mi padre prefería ahora comedias ligeras, con golpes humorísticos. Woody Allen era lo indicado. Y el aceptable entretenimiento que hay en “Una terapia peligrosa”, “Atrapado en el tiempo”, y películas así.Cuando mi padre ya no estaba, a mi madre le importaba menos el género que la calidad. Al empezar la cinta, se incorporaba y se ponía las gafas. Al terminar, comentaba con entusiasmo algún detalle. Vimos películas de puro disfrute, del estilo de “Barry Lyndon” o “La edad de la inocencia”…Pero llegó el día en que ya no sabía yo qué películas llevar. Recorrí tiendas y videotecas. En Internet consulté docenas de páginas, hasta encontrar una muy completa. Incluía fichas, comentarios, herramientas de búsqueda… Una enciclopedia cinéfila viva, donde iba identificando los films oportunos. Pasaron días y semanas mientras revisábamos Hawks, raras de Hitchcock, y “La escapada”, y sueltas de Truffaut, Chabrol, N. Ray…Ya se estaba apagando mi madre, y me pidió ver “El Padrino” una vez más. Las tres. A lo largo de su vida había visto miles de películas, y ahora deseaba ver “El Padrino”. Es la mejor, me dijo. En ella está todo. Es Shakespeare hoy. Las pasiones de los personajes son las de la humanidad… los grupos humanos, las familias, luchando por la vida… Y el ritmo es el de las generaciones… Los actores nunca estuvieron mejor en su carrera… El director, parece mentira con qué arte aprovecha la novela, que es pobretona…
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