Kaylene ha sufrido varios traumatismos a causa de un inexplicable accidente de coche, por lo que permanece ingresada unos días. La enfermera que tiene a su cargo se ofrece a continuar los cuidados en su domicilio, hasta que pueda valerse por si misma. Lo que ni su marido ni ella imaginan es que la enfermera no es quien dice ser y tiene un plan oculto que ha puesto en marcha desde que llegaron.
La historia de un guerrero y líder, afectado por la guerra y con la voluntad de reconstruir la relación con su esposa, es una de las tragedias más importantes de la literatura. Adaptación de la obra de William Shakespeare.Critica:William Shakespeare ha pergeñado alguna de las obras, iconografías y tramas más perdurables del legado cultural de Occidente. Su fuerza avasalladora perdura inmarchitable tras más de cuatro siglos, fuente inagotable de fascinación y seducción para generaciones de histriones y directores. El mundo del cine no ha sido ajeno al vigor y lozanía de unas obras deslumbrantes que han creado algunos personajes inmortales. Pero pocas veces se ha conseguido llevar con acierto las creaciones del bardo inglés al cine, demasiado deudor de unos textos tan bellos y poderosos que modificarlos pareciera traición. Por ello, la más acertada traslación a la pantalla de Macbeth vino de la mano de Akira Kurosawa y su “Trono de sangre” (1957), que es una recreación – libre pero fiel – de la tragedia, situándola en el Japón feudal. MacbethLa belleza y contundencia del texto es una joya y baste un ejemplo para ilustrar la profundidad psicológica de sus palabras: “El más cercano a nuestra sangre es el más cercano a verterla.” Por ello mismo resulta tan difícil trasladar al cine la riqueza y filigrana verbal que sustenta su trama. Ahora estamos ante un proyecto ambicioso que bucea en una de sus creaciones más memorables pero que acaba sucumbiendo a las dificultades y trampas de abordar semejante empresa. Permanece la finura y perfección de un escrito sin igual, pero se pierde de vista que lo que funciona en el teatro puede ser anatema para el cine. La servidumbre que conlleva el respeto hacia el material tratado hace que cinematográficamente estemos ante una pieza vistosa, exquisita, muy bien ambientada e interpretada, pero sin alma, sin verdad, sin fuerza, sin convicción. MacbethSe hace difícil explicar los fallos que acumula esta cinta. Solo se hace patente viendo el resultado final y comprobando que sus muchas bondades parciales (fotografía, escenografía, actores, esplendor visual) no redundan en un conjunto satisfactorio. Se olvida que a veces hay que buscar imágenes, metáforas o temas visuales que sustituyan o recreen el texto original – ya que estamos ante un medio que atiende a otras reglas y directrices diferentes del teatro. Y el mero teatro filmado es tedioso, por mucha energía que derrochen sus intérpretes, por mucho dinero que uno se gaste en adornos y oropeles que traten de recrear la época que se refleja. Macbeth
Billy Beane (Brad Pitt) es el gerente general del equipo de béisbol Atléticos de Oakland, que acaba de perder otra temporada más. Decidido a relanzar el equipo, y con la ayuda del joven economista Peter Brand (Jonah Hill), utilizará las estadísticas de éste para fichar a los jugadores que cree más oportunos. Un método que no es compartido por sus compañeros, ni por el entrenador del equipo Art Howe (Philip Seymour Hoffman).
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