Servidor | Idioma | Tamaño | Descargar |
---|---|---|---|
Utorrent | REMUX 1080p | 27.1 GB | Descargar |
Un relato de primera mano del golpe a la Policía Metropolitana de Tokio siguiendo a Jake Adelstein, un periodista estadounidense que se integra en el escuadrón policial de Tokio Vice para revelar la corrupción. Basado en el libro de no ficción del mismo nombre de Jake Adelstein....Tokyo ViceCriticA:Michael Mann es uno de los directores de thriller más interesantes de los años noventa y de los principios de los años dos mil. Pero des de 2015, con el estreno de Blackhat, película protagonizada por Chris Hemsworth, no se ha prodigado. Recordemos que es el director de El último mohicano, Heat, Collateral o Corrupción en Miami. Por fin vuelve para devolverle al género ese toque turbio, oscuro y de puro suspense. En este caso se ha dirigido a producir la serie y dirige el primer episodio de Tokyo Vice.Por lo visto en las pocas entrevistas que he podido leer y escuchar (tenéis una entrevista de una hora en YouTube grabada en la Japan House de Los Ángeles) se comenta que consulado japonés se enteró sobre las intenciones de Michael Mann en rodar en Japón y le ayudó en lo posible a nivel burocrático para que eso fuera posible. Tokyo Vice se empezó a rodar en marzo de 2020 y el rodaje fue pausado hasta finales de año cuando volvieron a Japón a rodar. La serie se ha rodado entre Tokio y Osaka.*Una historia realTokyo Vice se basa en las crónicas de su propio protagonista, Jake Adelstein, un periodista americano que trabajó en Japón y que ha publicado Tokyo Vice: An American Reporter on the Police Beat in Japan; un reportaje sobre el crimen organizado de Tokio.Se pueden encontrar varias entrevistas y hasta una charla TED Talk de Jake Adelstein donde habla sin tapujos sobre su relación con la yakuza. Los temas principales de los que habla en la charla se tocan en la serie. El honor entre delincuentes, el respeto, "el enemigo de mi enemigo es mi amigo", la prensa en Japón y muchos temas culturales japoneses vistos des del punto de vista occidental que Tokyo Vice nos irá presentando. El más interesante y que se presenta en el primer episodio es el hecho de que en Japón no hay asesinatos. Suicidios, muertes accidentales, matanzas; sí. Pero no hay asesinatos. El periodismo sirve para informar pero no para alarmar a la gente..... Tokyo Vice
La protagonista, una niña de 14 años llamada Ai Ohto, escucha una voz misteriosa mientras camina por la ciudad a altas horas de la noche. Esta voz le da un huevo y le hace señas: "Si deseas cambiar el futuro, solo necesitas elegir ahora. Cree en ti misma y rompe el huevo".
Cuando un centro mágico transporta por accidente a Abril al Japón del siglo XVII, los chicos se lanzan en su busca y aparecen, a través de la alcantarilla, ¡en la tierra de los samuráis! Ahora deben enfrentarse a Nortaga, el malvado Señor de la guerra, y recuperar el cetro que los transportará de vuelta a lo más profundo del metro de Nueva York.
Un criminal de guerra escondido forma una relación con su única conexión con el mundo exterior: su criada. An Ordinary ManCritica:Por una parte, soy un tardío fan de la cinta original. En 1983 me pareció un pestiño (era un adolescente abducido por ‘La guerra de las galaxias’); en 1992, en mi opinión, el montaje del director mejoraba (y mucho) la propuesta; pero no fue hasta hace algunos pocos años, ya en formato blue-ray, en que me sedujo y cautivó por completo y sin reservas. Por otra parte, soy un entusiasta admirador del director Denis Villeneuve, de quien sólo he visto aciertos de todo género y planteamiento, un virguero de las imágenes y del montaje, un artista incontestable y evidente, lo mejor que me he encontrado en una sala de cine en lo que va de siglo. Es decir, que iba con ganas y sana curiosidad al cine, esperando encontrar un propuesta inédita y – sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. An Ordinary ManEs decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia. An Ordinary Man
No volver a mostrar