Servidor | Formato | Idioma | Tamaño | Descargar |
---|---|---|---|---|
Array | 1080p Dual | Español Latino | 1.79 GB | Descargar |
Grace (Crystal Fox) es una mujer fuerte y madura que confiesa haber asesinado a su marido. Una vez en la cárcel, después de haberlo perdido todo, será su joven abogada (Bresha Webb) quien decida averiguar la verdad sobre Grace, ya que su historia esconde múltiples secretos. Thriller policiaco y judicial que escribe y dirige el también actor Tyler Perry. A traición Critica *Mirando hacia atrás con prisas A traición hace uso y abuso de la técnica del flashback a través de la narración tanto de Grace como de su amiga Sarah (Phylicia Rashad). Todo ello con la intención de resolver lo que parece un complicado puzzle. Sarah nos contará como Grace se divorció de su primer marido, y la propia Grace, por su parte, hará lo propio sobre cómo conoció a su segundo marido, Shannon (Mehcad Brooks), y su asesinato. El problemas para el espectador es que el espacio que ocupan los flashback es demasiado elevado, estando desproporcionados respecto a la duración de la película. Otro problema de esta estructura de flashbacks es el cambio de tono de la historia. Lo que hasta entonces era un thriller se convierte en una especie de drama romántico salpimentado aquí y allá de aderezos de sabor a culebrón. La narración además es pedestre, y parece desaliñada y ramplona. Tyler Perry ha comentado que A traición se rodó solamente en cinco días, dato bastante coherente con el hecho de que todo se ha rodado y contado de forma descuidada, a salto de mata, y sin mucha atención al detalle. Además, la mixtura de los diversos tonos acaban despistando sobre el carácter de lo que estamos viendo. Paradójicamente, a pesar de las prisas que parece que tuvo el rodaje, la narración se hace relativamente lenta, acelerándose solamente hacia un final con el as en la manga de un giro sorprendente. *El toque humano A traición tiene el punto a favor de tratar algunos aspectos desde el punto de vista humano más que criminal. El principal de ellos podría ser la difícil situación de una mujer de mediana edad que está saliendo de un divorcio, cuyo ex marido se ha casado con su redomadamente joven secretaria, y que tiene la autoestima destrozada. La propia Grace cuenta cómo conoció a Shannon, un guapo y joven fotógrafo con el que comienza a mantener una relación hasta llegar a casarse de nuevo. Tras la boda, el status quo da un vuelco. Shannon empieza a comportarse como un auténtico cernícalo y en el trabajo Grace es acusada de cometer un grave desfalco del que ella es inocente. Grace comienza a sentir un imparable y creciente sentimiento de humillación. Cuando el relato de las pasadas penas de Grace concluye se da, más o menos, carpetazo a la parte «culebronesca» de la película. Grace, que cuenta todo esto desde prisión, decide ir a juicio y no aceptar el trato con la fiscalía. Aquí empieza otra vertiente más, la de un azaroso drama jurídico. El problema está en que A traición, llegada a este punto, se basa más en el emotivismo más evidente que en la razón o el rigor jurídico. Tyler Perry insiste en pespuntear la historia del drama más ramplón, en lugar de optar por insuflar tensión. Algunos alegatos y situaciones son de lo más delirantes. Al menos, los últimos veinte minutos sí que tienen algo de mordiente. *Las caras de ‘A traición’ A poco que escrutemos las actuaciones nos daremos cuenta de que tampoco hay mucho donde rascar, aunque no es lo peor de la película. Lo más destacado es el desempeño de Crystal Fox como la sufridora Grace, que ofrece una semblanza verosímil de mujer madura en un duro trance; algo de su dolor se nos hace verídico. Bresha Webb hace que la abogada Jasmine sea entusiasta solo a ratos, sin ofrecer nada destacable. Es original que este papel sea, no sé si adrede, algo desmitificador. No es una superabogada, de clarividencia y retórica incontestables; se trata de una letrada novata, insegura y algo torpe que consigue nuestra empatía a base de parecer un desdibujado David que se enfrenta a un gigantesco y pétreo Goliath. En cuanto a Phylicia Rashad, su papel de Sarah es más complejo de lo que en un principio se supone, pero el deje de abuela bondadosa carga un poco. Mehcad Brooks ha de lidiar con un personaje un tanto ingrato, pero con un potencial que no acaba de explotar. Está pasable, pero cierta chulería acaba lastrando el resultado final. El responsable último de A traición, Tyler Perry, también tiene un pequeño papel. Concretamente se mete en la piel de Rory, el cenizo y desdeñoso jefe de Jasmine, que se caracteriza por la manifiesta falta de fe en la abogada. Tyler Perry también es el guionista y director. En EE.UU su trayectoria, sin llegar a una gran relevancia, es larga. Se basa esencialmente en una serie de comedias cuya protagonista principal es el personaje de Madea, una matriarca sureña que se ve envuelta en líos varios y que el propio Perry también dirige y protagoniza. Otra característica de sus trabajos es el protagonismo de personajes afroamericanos. *Conclusión A traición es más un drama romántico adulto que se pone la careta de thriller y que no alcanza fuste en ninguno de los dos géneros. Juega con las bazas del mantenimiento de la incógnita hasta el sorprendente final y con la posible empatía que nos puedan causar algunos personajes. Sin embargo una mediocre realización, un guion deficitario y unas actuaciones solo apañadas lastran todas las buenas intenciones. Puede ayudar a solventar alguna sobremesa sin demasiados problemas, pero está lejos de situarse en la zona de interés de las películas de Netflix (zona ya un poco empequeñecida). A traición
Tras el fallecimiento de su hermano en un accidente de auto, un joven luchador se hace cargo del club familiar y pronto se da cuenta de que esa muerte no fue accidental....Bartkowiak Critica: sea cual fuera el camino elegido – llena de aciertos… pero nada más lejos de la realidad.Pero vayamos por partes, porque hay muchos aciertos pero también otros tantos deméritos dignos de mención. Entre lo positivo está la puesta en escena que recrea, prolonga y amplía la arrebatadora estética primigenia: esa llovizna casi constante, esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico ... Bartkowiak
John Wayne Cleaver es un adolescente obsesionado con los asesinos en serie que, pese a sus tendencias sociópatas, hace todo lo posible para no convertirse en uno de ellos. Cuando el fío pueblo del Midwest americano donde vive se ve acechado por una ola de sangrientas muertes, John decide perseguir al culpable, bajo la amenaza de descubrir que él es mucho peor que su enemigo. I Am Not a Serial Killer serie Critica: No soy un asesino en serie es la última película del irlandés Billy O'Brien, basada en la novela del escritor de terror y ciencia ficción Dan Wells. Protagonizada por Max Records (lo recordarás por Donde Viven los Monstruos del 2009) y Christopher Lloyd (un ya muy viejo Doctor Emmett Brown). Un thriller que ubico más dentro del concepto “fantástico” que “sobrenatural” y que desprende de sí, aunque no he leído el libro y desconozco las influencias de su autor, un dejo del suspenso de Stephen King. serie John es un joven diagnosticado sociópata, capaz de reconocerse a sí mismo como un asesino en serie en potencia, motivo por el cual crea un conjunto de reglas que le permiten un estado de “normalidad”. Tener un único amigo con quien platicar sobre asesinos en serie, conversar con su terapeuta y ayudar a su madre en el depósito de cadáveres son actividades que le ayudan a mantener al margen sus instintos homicidas. Un día su equilibrio es amenazado por la llegada de un asesino serial caracterizado por extirpar órganos de sus víctimas. Sin más remedio que solucionar el problema, John realizará una investigación para dar con el asesino y ponerle fin a su ola de terror, aunque para ello, deba romper sus reglas. Agradable, pero por supuesto con menor poderío que las series protagonizadas por Michael C. Hall (Dexter / Six Feet Under) encontraremos a un personaje símil a aquel asesino forense. Un joven carente de empatía, obsesionado con el asesinato y no obstante el deseo implícito de detener a otro asesino, situaciones contradictorias que hacen a su personaje más humano y común. Lo malo es que O'Brien pone tanta atención en John que se olvida del resto (incluyendo al Sr. Crowley), consiguiendo un filme a ratos lánguido, salvado por su fantasioso y último tercio. serie
Las vacaciones románticas de una pareja se ven sumidas en el caos, ya que son afectados por una fuerza maliciosa....Fuerzas malignas Critica: Hex es la nueva película del director sudafricano Rudolf B. Se ve que no ha tenido mucho éxito porque he investigado un poco y el pobre aparece bien poco, tampoco tiene puntuaciones ninguna de sus cintas aquí, así que parece un fantasma. Sin embargo y a pesar de no conocer el resto de su filmografía, Hex sí me ha gustado. No tiene un guion original pero me ha sorprendido todo el metraje (contaré en zona spoiler). La fotografía no está nada mal, ni los efectos especiales. La banda sonora también es pasable. Los actores me sonaban, pero no encontraba en mi mente de qué. Ella es Jenny Boyd, que aparece en la serie Legacies (continuación de Los Originales) y aunque no he visto la serie completa (en realidad unos cuantos episodios), esa cara no se olvida y es que es verdad que tiene cierto aire a keira knightley. Él es Ross McCall, que ha actuado en Autopsia de Adam Gierasch en 2008 (ésta despide un tufillo a serie B). Estos dos desconocidos, llamados aquí, Amber y Ben, van a conocerse en Camboya. Dos turistas que casi al instante se sienten atraídos y que intentarán pasar esos días juntos, conociéndose y pasándolo bien, pero al poco tiempo algo maligno se interpone en esta nueva pareja.....Fuerzas malignas
Un hombre encuentra cierta estabilidad y aceptación tras sufrir una infancia traumática en la que vio cómo su hermana iba a la cárcel tras matar a sus padres abusadores. Pero esto no dura mucho, pues la hermana sale de la cárcel y vuelve a adoptar su papel de hermana mayor mandona y protectora. Madtown Ciudad Critica: Drama muy desigual, con algunos momentos logrados, pero que no logra ser una buena propuesta, es demasiado larga y la verdad que mientras más pasan los minutos y se descubre el pasado del protagonista, peor cae. Creo que el personaje de la hermana merecía más. Ciudad También un grave error que comete su director y guionista, es que varias situaciones las cuenta de forma doble, con voz en off y escenas mostrándonos que es lo que se está contando, lo que las vuelve evidentes, no logra que uno se involucre en ellas, se le nota el artificio y la obviedad. Igual no es un bodrio por completo, los personajes del restaurante están bien delineados, los interpretes están correctos, el ambiente de camaradería, también no los diálogos que hay entre ellos, pero la forma en que nos cuentan la dependencia destructiva que tiene el protagonista con su hermana. Creo que a Charles Moore, le hubiera venido bien un colaborador en el guión, que lo ayudara a pulir situaciones, diálogos, y darle un final más interesante y realista a la historia. Ciudad
Evan Birch es un hombre de familia y un profesor querido en la universidad, donde su clase de filosofía es popular. Cuando una joven estudiante desaparece, los escarceos de Evan fuera del campus hacen que su mujer sospeche de él. El detective Malloy tiene más razones para sospechar de Evan cuando encuentra pruebas que le convierten en el principal sospechoso. Falsa evidencia Critica La vida de Evan Birch, casado y con dos hijos, profesor de filosofía y autor de un libro elogiado por colegas y alumnos, discurre en un ambiente apacible que le permite soterrar un episodio turbio de su pasado. Pero esta placidez, sólo aparente, se ve alterada cuando una serie de evidencias señalan a Evan como principal sospechoso de la desaparición de una alumna del centro donde él trabaja. La investigación reaviva aquel episodio que se saldó con su expulsión de la Universidad por una supuesta relación con una alumna. Guion de Matthew Aldrich sobre la novela "El hombre giratorio", de George Harrar (Abington, Pennsylvania, 25 julio 1949), ambos de escasa filmografía. El carácter europeo de la producción se deja sentir de un modo favorable en los diálogos, desprovistos de las bobadas y palabras gruesas que saturan el cine norteamericano, y en la contención gestual (excepto en la secuencia en que el matrimonio saca a relucir sus trapos sucios en público y a pleno pulmón). El director y el músico son suecos; la fotógrafa, inglesa; la directora artística, holandesa... La misma diversidad se da entre los intérpretes principales: Guy Pearce, anglo-australiano; Pierce Brosnan, irandés; Minnie Driver, inglesa; Odeya Rush, israelí... La originalidad y principal atractivo de este thriller es la paradoja que envuelve a sus dos protagonistas, un profesor de filosofía que no concede fiabilidad a la memoria y un inspector de policía que trata de incriminarlo en la desaparición de una alumna. Durante la investigación, el profesor se declara inocente. Sin embargo, las evidencias, el recelo de su entorno familiar y profesional y, sobre todo, su propia inclinación por las jóvenes... (spoiler) Falsa evidencia