8.7
En Abril de 1986, la Central Nuclear de Chernóbil en Ucrania (en aquel entonces, la Unión Soviética), sufrió una explosión masiva que liberó material radioactivo en Bielorrusia, Rusia, Ucrania, así como en zonas de Escandinavia y Europa Central. La serie relata lo que aconteció en 1986, en uno de los mayores desastres provocados por el hombre en la historia reciente, así como los sacrificios realizados para salvar al continente de un desastre sin precedentes. Chernobyl
Critica:
Sin spoilers, diré que la mejor serie de 2019 es del genero del horror. Sin paliativos ni subgéneros, horror puro. Y el buen horror siempre asusta más en lo que implica que en lo que muestra. No llegamos nunca a ver los ojos del bebé de Rosemary en la Semilla del Diablo, pero la vemos a ella y eso basta. Eso funciona. Lo temible está siempre allí donde no miramos, en la noche, en las periferias de la percepción. El verdadero miedo es siempre a lo desconocido y a lo que no entendemos. Cuando las luces se encienden y el monstruo se revela llega el susto, pero después, si las luces continúan encendidas, no importa como de horrible sea dejamos de tener miedo. Allí el horror se desvirtúa y entran otras emociones más necesarias para nuestra supervivencia. El miedo es solo un consejo de prudencia de nuestra mente, cuando la amenaza se define la prudencia pierde su importancia. Es después cuando la adrenalina corre por nuestras venas y arde en las calderas de nuestro cerebro, que funciona a toda maquinaria buscando respuestas porque la amenaza ya es conocida. Ya ha sido abarcada. Solo queda buscarle una solución. Chernobyl
Para disfrutar de esta serie debemos olvidar lo que sabemos y empezar con los personajes, desde el desconocimiento. Chernobyl empieza con una breve exposición y tras eso, llega la explosión. Durante el primer capítulo los personajes corren por los pasillos destruidos y humeantes, cayendo enfermos por momentos. No saben qué ha ocurrido pero saben que se están muriendo, notan las quemaduras, el sabor metálico en la boca, las nauseas mientras sus órganos se licuan. El camarada Diatlov es un ingeniero nuclear y el hombre al mando, él sabe. Él es nuestra Rosemary. Él ve el grafito en el suelo desde el pasillo cuyas ventanas han sido destruidas. No significa nada para nosotros pero sabemos que sí para él. Nosotros sabemos que él sí sabe y reacciona de la forma más horripilante para nosotros los desconocedores: negación. Ni una gota de adrenalina corre por sus venas, aquel qué conoce lo que ha ocurrido no puede afrontarlo y no busca soluciones porque sabe que no las hay. Nosotros sabemos a través de su negación que no las hay. La negación es una forma de piedad, los cuidados paliativos que nuestro subconsciente nos suministra cuando cree que hemos llegado al final. Así nos dice la serie que no hay salida, que está todo perdido. Chernobyl