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Narra la campaña presidencial del senador estadounidense Gary Hart, que tuvo lugar en 1988, momento en el que los medios de comunicación difundieron un escandaloso romance extramatrimonial del político. Tras perder la candidatura democrática contra Walter Mondale en 1984, Gary Hart (Jackman) hizo un regreso triunfal a la candidatura a Presidente en 1987, en un momento en que su partido estaba desesperado por arrebatarle el poder a los republicanos después de dos mandatos de Reagan. Hart tenía todo para él: inteligencia, carisma y experiencia como abogado, director de campaña y senador, sin mencionar a una Primera Dama ideal en su adorable esposa Lee (Farmiga). Pero todo comienza a desmoronarse cuando corre la voz de que Hart es un mujeriego, un rumor seguido rápidamente por informes de que ha tenido una aventura con Donna Rice (Sara Paxton). El candidatoCriticaInteresante película de genuino género político, pero también biográfico, no en vano se nos relatan los sucesos, reales, que acontecieron durante la campaña del Partido Demócrata tratando de arrebatarle el mando al Republicano cuando Ronald Reagan era el Presidente. Es una cinta curiosa por cuanto a Jason Reitman, junto a Matt Bay y Jay Carson, adaptando el libro del propio Matt Bay, le interesa no sólo la figura del protagonista, el Senador Gary Hart, que tenía por aquél entonces casi todos los boletos para convertirse en el próximo Presidente de los Estados Unidos, sino también el trabajo de los miembros (¿y miembras?) de la Candidatura de Hart y de lo/as periodistas que destaparon el caso siguiendo una pista poco clara pero que dejaba rastros y pistas a seguir y por las que obtuvieron el premio gordo. Un premio envenenado, no en vano fue el comienzo de una nueva forma de hacer periodismo, acorde con los nuevos en los que los lectores, al parecer, demandaban noticias sensacionalistas, que tuvieran “carnaza”, aunque en este caso, reflejando una noticia verdadera. Política y periodismo se unen para conformar una suerte de batalla donde ¿todo vale?. Y en medio, como sujeto pasivo pero en modo alguno inocente pues todo lo ha provocado él, el protagonista, una persona que se niega a creer que a la gente le interesa más su vida privada que sus ideas y logros en la política, que supuestamente redundarían en beneficio de todo/as. Su incredulidad partiendo de su ingenuidad (un error demasiado caro siendo él un hombre público creyendo que aparte está su vida privada…) es lo que le conduce a un callejón sin salida. El candidato Pues bien, todo esto narrado de forma clara y eficaz, de forma incluso demasiado sencilla para la tralla que tiene dentro la historia, con buenas interpretaciones y alguna excelente escena como el careo entre el protagonista y su Director de campaña (un, como siempre soberbio J.K. Simmons). Entretenida, deja a un lado los entresijos más hondos de la política para hablar de sentimientos humanos y formas de ver las cosas desde un punto de vista ético y moral. Puede que, en efecto, al no ser demasiado conocido por estos lares el personaje principal no tenga mucho gancho comercial, pero la película merece la pena por hablar, entre otras muchas importantes cuestiones, de las esferas privadas y públicas, de precio a pagar por mantener una, quizás, ficticia, libertad y de otros temas interesantes como el respeto hacia la propia familia y hacia los que te siguen pensando que eres el más honesto y digno para representarles. El candidato
Un coronel norteamericano (Bruce Willis) entrena a pilotos chinos para que combatan contra el ejército japonés. El temperamento de algunos hace que su trabajo sea más complicado de lo que había previsto cuando le asignaron la misión, pero no por ello pierde la confianza en los jóvenes soldados que le han sido asignados. Mientras tanto, un pequeño grupo de espías y de refugiados transportan un descodificador a través de zonas rurales devastadas con la esperanza de que sea el artilugio definitivo para que la contienda llegue a su fin.
En el año 1961 la relación de dos hermanos italianos se rompe por diferencias políticas. Su único contacto es llevado a cabo a través de la novia del hermano mayor.
Convencida de que las extrañas muertes de sus familiares fueron orquestadas por un novelista para quien trabajaba, Luciana recurre a un periodista para exponer su verdad.
Dos ex amantes se encuentran luchando por un cierre compartido mientras uno de ellos se prepara para representar una obra de teatro sobre la indescriptible tragedia que los separó hace décadas.....Más allá del tiempoCritica esa ausencia de horizonte, claridad y sol, ese opresivo presente de pesadilla que parece abocarnos al abismo, esa mezcolanza entre replicantes y humanos que vuelve confuso lo cotidiano y nos hace desconfiar tanto de lo que vemos como de lo que sentimos; una fotografía innovadora y sugerente, llena de claroscuros y contrastes, que nos engulle como un torbellino y nos escupe despojos hediondos a cada fotograma; una escenografía espeluznante que desdeña lo efímero y encumbra lo sintético y alambicado. Es decir, en cuanto al universo visual nos hallamos ante una propuesta insólita, apabullante y portentosa, llena de matices y aciertos.Sin embargo, las flaquezas y deficiencias acaban por erigirse en las grandes protagonistas de la función. Un metraje tan desmesurado como innecesario (sobra casi toda una hora), alargando las escenas hasta la inanición y la abulia; una historia tan poco carismática y tan porfiadamente vaporosa que hacedesfallecer el ánimo y obliga a esperar a que la próxima escena rescate del tedio al espectador y haga avanzar la trama hacia algún lugar digno de interés, cayendo siempre en subrayados innecesarios y en tópicos previsibles, ahogando toda ambigüedad y anulando cualquier estímulo. La calma y el reposo casan mal con una supuesta cinta de acción, por muy ensimismada y reflexiva que pretenda ser. Y las cavilaciones sobre la vida, la muerte, los milagros de la existencia y la magia de la procreación resultan tan patosas como primitivas, tan superficiales como chirriantes.Hay algunas escenas aisladas que descuellan y deslumbran, dignas de perdurar en la memoria cinéfila (como, entro otras, ese baile erótico que sobrepone a dos personajes en abigarrado aquelarre de lo imposible o ese ‘nacimiento’ brusco y sin remilgos de una replicante abocada a su exterminio), pero son momentos inconexos y solitarios, que impresionan por su esplendor y singularidad, pero desentonan por carecer de engarce y coherencia...... Más allá del tiempo
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